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(Felipe Segundo Martínez Escamilla)
Felipe de Jesús Jr. nació el 9 de septiembre de 1971, en Monterrey, Nuevo León, y es el mayor de los tres hijos de Felipe de Jesús Martínez Cerda y Gloria Yolanda Escamilla García.
Su gusto por la música se manifestó desde muy pequeño, y es que su padre, Felipe de Jesús Sr., es líder del famoso grupo Impacto de Montemorelos, agrupación que con más de dos décadas de existencia, es reconocida tanto a nivel nacional como nternacional.
En ese entorno familiar difícilmente Felipe podría haber tomado otro camino diferente a la música, y así es como enfoca su talento natural a la composición, siendo su primera canción “Por favor regresa”, grabada por el Grupo Halcón.
A ella siguieron “Qué fácil”, interpretada por el grupo Mandingo y “No te detengas”, por Ramón Ayala Jr.
Pero ese fue sólo el principio de una larga lista de temas que han sido interpretados por los mejores intérpretes de los géneros ranchero, grupero y tropical, entre los cuáles se encuentran Impacto de Montemorelos, Invasores de Nuevo León, Guardianes del Amor, Los Barón de Apodaca, Los Humildes de José Luis Ayala, Nadia, Graciela Beltrán, Gigante de América, Carmen Jara, Cardenales de Nuevo León, Límite, el Potro de Sinaloa, Los Cachorros de Juan Villarreal, Emilio Navaira, Grupo Pesado y la Sonora Dinamita.
Su obra “Disculpe usted”, interpretada por Los Humildes de José Luis Ayala, le mereció una nominación al Grammy Latino 2001, en la categoría Regional Mexicano, y el Premio ASCAP 2002.
En 2006 obtuvo el Premio BMI 2006, por la canción “Ojalá que te mueras”, en la interpretación del Grupo Pesado, y en 2008 recibió la presea Éxito SACM, como reconocimiento a su tema “Humíllate”, también con el Grupo Pesado, por ser una de las 12 canciones más ejecutadas del año 2007.
Felipe de Jesús Jr. cuenta una anécdota que lo hace reflexionar sobre el acierto de haber escogido esta profesión:
“En una ocasión me topé con un amigo a quien hacía tiempo no veía; me preguntó a qué me dedicaba, y cuando le respondí que escribía canciones, comenzó a reir a carcajadas sin poder parar. Cuando al fin pudo hablar, sólo me dijo `no, pues qué bien, hasta pronto…´, y se fue riendo a carcajadas por la calle. Cabe mencionar que en aquel tiempo yo no tenía aún el privilegio de que me grabaran tantos grupos. Por eso ahora, cada vez que una de mis canciones es grabada o tocada en la radio, me acuerdo mucho de aquel amigo, y de la forma en que le causó gracia mi profesión”.